Durante alguna de las sesiones con mi coach trabajé a nivel corporal. A partir de la propiocepción del cuerpo se generaron sensaciones y estados de ánimo a los cuales debería poder regresar reproduciendo los “gestos”, explorados durante las sesiones En una de las ocasiones, mi coach Susana me propuso imaginar una línea de la vida de los próximos meses dibujada en el suelo frente a mí. Debía avanzar paso a paso hasta la consecución de mi objetivo (“sentirme serena y feliz”) y al final sintetizar con un movimiento corporal cómo me sentiría al llegar a la meta.
Salió con espontaneidad: una vuelta entera sobre mí misma que acabó con los brazos abiertos, a modo de abrazo a la vida. Susana me propuso que de manera consciente, repitiera ese movimiento ante los retos del día a día, para regresar a esa idea de serenidad que anhelaba, a ese centrarme en lo verdaderamente importante cuando sentía que me dispersaba. He repetido el gesto en más de una ocasión, por ejemplo en el baño, antes de entrar en quirófano,en el despacho, en casa. Ese giro vertiginoso, calma la tensión de mi plexo solar, me proporciona calidez en el abdomen y suele arrancarme una sonrisa. Tal vez si lo integrara más veces en mi vida, me ayudaría a no distraerme de mi objetivo número uno.