Recupera tu flexibilidad corporal para evitar el dolor en tu cuerpo

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¿Qué sientes cuando te mueves?  

¿Qué es lo que notas con mayor intensidad? ¿El dolor, la rigidez? ¿La sensación de sobre esfuerzo muscular? ¿La sensación de sentirte limitado en tus movimientos?

¿O por el contrario, te sientes flexible y te mueves de manera fluida y espontánea?

En general, cuando nos movemos funcionamos por automatismos. Esta manera mecánica y habitual de hacer un movimiento, refleja hábitos o patrones neuromotores de los cuales somos poco conscientes.

Solo el dolor, causado por el desgaste de la repetición, nos lleva a poner en cuestión nuestros hábitos y adoptar otros nuevos.

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¿Cómo evitar que esos automatismos de movimientos y posturas nos desgasten?

Piensa un momento en un hábito que te gustaría cambiar. ¿Una forma de sentarte o caminar, una postura o manera de sostener tu cuerpo cuando estás de pie? Sensaciones corporales que te producen molestia y se repiten, sin que puedas evitarlo.

El lenguaje de movimiento de tu cuerpo es como un libro abierto, si  sabes leerlo.

Una de las maneras de evitar y prevenir el dolor corporal es recuperar nuestra flexibilidad innata, aquella que cuando éramos niños, formaba parte de nuestro desarrollo motor y que perdimos al crecer y adoptar malos hábitos.  

Para Moshe Feldenkrais, creador del inteligente Método Feldenkrais™, la flexibilidad es uno de los criterios de un buen movimiento, además de la respiración y la reversibilidad.  

Una estructura flexible se quiebra menos que una estructura rígida y  las personas que son flexibles, previenen más el desgaste de la rigidez corporal, al saber adaptar mejor sus movimientos al entorno en que viven.

¿Cual es el origen de la rigidez corporal? 

Moverse con flexibilidad es el resultado de una acción armoniosa y eficaz entre músculos, huesos y sistema nervioso y sobre todo es el resultado, de una acción que se expresa sin conflicto, cuando la realizamos.

La rigidez por el contrario, es un disfuncionamiento en alguna parte de la cadena de todos los sistemas implicados en el movimiento. La rigidez muscular, puede ser provocada por una mala relación con la fuerza de gravedad; músculos demasiado tensos y acortados que tienen que hacer el trabajo de los huesos, es decir sostener; mala alineación esquelética que impide  que las fuerzas del movimiento se transmitan de forma adecuada; confusión al entender los diferentes roles de cada actor del movimiento.

También por supuesto nuestra herencia y fisiología determinan nuestra tendencia al movernos.

¿Cómo recuperar la flexibilidad para evitar la rigidez y el dolor?

Estas son las pautas que te ayudarán a recuperar tu flexibilidad natural.

Aprender a relajarse

Aprende a relajarte tantas veces te sea posible. Puedes estirarte en una colchoneta, poner música relajante, respirar con consciencia o hacer algunos movimientos.

Vivimos en sociedades que nos estimulan continuamente y nos mantienen en alerta constante.

Romper la tendencia de estar siempre en acción, sin recuperar, es muy saludable para nuestro sistema motor. Nuestros músculos se contraen continuamente, relajarlos les permite volver a recuperar su flexibilidad.

Identificar las zonas de tensión

Identifica tus zonas de tensión. Si conocemos nuestro cuerpo y como expresa y ejecuta sus movimientos, seremos más hábiles en evitar la repetición de posturas rígidas y conflictivas para el sistema nervioso. Cada tensión corporal, mental o emocional representa un conflicto para el cerebro, pues lo aleja de su manera óptima de funcionar. Si nos conocemos y conocemos, nuestras zonas de somatización, de rigidez, aquellas partes de nosotros mismos más sensibles, seremos más capaces de invertir el proceso de tensión y buscar nuevas opciones para mejorar nuestras posturas y movimientos.

Para conocer tus zonas de tensión, necesitas ser consciente de tu cuerpo. Sin consciencia cualquier cambio de hábitos parece imposible. El darse cuenta, es el motor para cualquier aprendizaje y es fundamental para debilitar un hábito. 

Si cada día en la oficina, me siento mal y no soy consciente de como esa incomodidad influye en el estado de salud de mi espalda, de nada me servirá, sentarme de otra forma pues volveré a la postura que me es más cómoda.  La consciencia nos permite salirnos de nuestros automatismos e incluso pararlos.   

Muchas de nuestras rigideces, proceden de  aprendizajes o conductas heredadas que hemos adoptado fielmente y repetido como las mejores opciones.

No solo las actitudes que hemos aprendido de nuestros padres o aquellas que forman parte de nuestro herencia,  forman estos aprendizajes,  también las emociones que no hemos expresado o hemos reprimido vienen a engrosar la lista de conflictos o disfuncionamientos plasmados en el cuerpo, de preferencia en el sistema muscular pero también óseo, orgánico, celular, endocrino.

Cuando identificamos nuestras rigideces y hábitos, resultado de todas nuestras experiencias y aprendizajes, abrimos la vía para salirse de la repetición y adoptar mejores posturas y movimientos

Ponerse en acción

Una vez seas más consciente de tu cuerpo, ponte en marcha para mejorar la situación. Sin una decisión firme, nada cambiará de verdad. Poco podrás hacer para mejorar tu salud.

Evita pensar que alguien te sanará definitivamente o creer que el dolor nunca parará.

Somos responsables de nuestra mejoría. Cuando queremos dejar de fumar, podemos llamar a un profesional para que nos ayude pero en definitiva, solo nosotros dejaremos de encender ese cigarrillo, que es nocivo para nuestra salud. 

Lo mismo ocurre con la postura, si sentimos dolor lumbar, será difícil que un profesional corrija su origen, que en resumidas cuentas procede de un mal uso que hacemos de nosotros mismos, al movernos día tras día, de una cierta forma, adoptar posturas y ejecutar  nuestros gestos.

Una vez estemos dispuestos  a mejorar, es el momento de aprender.

Aprender a ser flexibles

Todos tenemos nuestros registros al movernos. Si hemos perdido la flexibilidad corporal es el momento de recuperarla, creando un nuevo registro de movimientos que nos aporte bienestar.

Existen técnicas como el Método Feldenkrais™ o el Body Mind Centering® que exploran e investigan la mejor organización corporal y trabajan con la autorregulación,  la capacidad de nuestro organismo, de funcionar de manera equilibrada. Es importante reconocer que tipo de movimientos nos permiten ser más flexibles y cuáles no. Una postura flexible nos evitará el dolor.

El Método Feldenkrais™, por ejemplo, es muy fiable para potenciar nuestra habilidad en  reconocer los criterios de un buen o mal movimiento para que funcionemos mejor a nivel neuromotor. En las lecciones, cada uno puede reconocer si su movimiento es funcional y eficaz para expresar su intención o modificarla.

Todos sabemos que encorvarnos no es bueno para nuestras cervicales, ni sacar el pecho para nuestras lumbares. Sin embargo,  muchas  personas adoptan estas posturas muy a pesar de ellas, sintiéndose impotentes para cambiarlas. Si pudieran elegir no las adoptarían. Estos patrones de movimiento nos crean rigideces y nos alejen de nuestra flexibilidad natural.

Crear un entorno seguro 

Cuando nos permitimos explorar el movimiento en un entorno seguro, consciente y agradable facilitamos una reorganización y autorregulación natural del sistema nervioso, sistema que sabe restituir la lógica y el orden de nuestros movimientos.

Con una buena lectura de las leyes de ejecución del movimiento,  aprendemos a  recuperar un buen control de nuestras posturas y posiciones. Recuperamos la mejor organización neuromotora, lo cual facilita la flexibilidad.

!Lánzarse el reto!

Es posible recuperar esa flexibilidad tan merecida cuando aceptamos identificar nuestras rigideces y decidimos cambiarlos. Saber relajarse es también indispensable.

Solo basta con ejercitar algo de voluntad, una comprensión esclarecida de como funcionamos, una predisposición a relacionamos con nuestro cuerpo y un afán de recuperar el bienestar perdido.

Integrando nuevos hábitos, aprendiendo movimientos más eficientes, introduciendo conductas más idóneas, el resultado surgirá cada vez más visible y esperanzador en la recuperación de nuestra flexibilidad natural.

¡Te deseo mucho ánimo en este reto de recuperar tu salud y tu máxima movilidad!

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